rompamos la jaula

8M

Al crecer en una sociedad completamente cerrada y machista, siempre pensé y normalicé el hecho de que, por el simple hecho de ser mujer, mis libertades nunca iban a ser las mismas que las de un hombre.

Para mí, era menos doloroso pensar que todo era por mi protección, que aceptar que en el mundo que crecí viviría siempre con miedo.

Crecí pensando constantemente en cuidar de mí misma, cuidando una imagen, un “estereotipo” ante los demás, obedeciendo las reglas e incluso a veces juzgando a las mujeres que se atrevían a ser libres.

Cuando cumplí los 18 años, mis papás tenían miedo de que algo me pasara y me sugirieron ir a una plática donde te enseñaban cómo protegerte como mujer. La plática se enfocaba en el tráfico de mujeres y cómo yo tengo que ser “responsable” para no acabar ahí.

¿Por qué mis papás vieron necesario enviarme a mí y no a mis hermanos?

¿Por qué yo vi “normal” cargar con esa responsabilidad cuando no me pertenecía?

Me dejaba llevar porque a mi me educaron que todas estas cadenas y reglas eran por mi bien.

Pero el simple hecho de que exista “algo” de qué protegernos, es evidencia suficiente de que no es nuestra responsabilidad como mujeres cuidarnos, sino del mundo CAMBIAR.

Viví pensando y dando por hecho que era normal que se me gritarán piropos por la calle como si fuera un objeto, viví evitando ser juzgada por tener libertad sobre mi propio cuerpo y mi sexualidad, mientras a los hombres de mi entorno se les aplaudía como “padrotes” por hacer lo mismo, viví rodeada de conversaciones machistas donde se juzgaba más los actos de la mujer que los de nuestra sociedad.

Pero fue cuando me atreví a soltar y empezar a decidir por mí misma, que me di cuenta del enorme peso que llevaba encima.

Me di cuenta de todas las veces que mal hablé y juzgué a mujeres que hoy en día admiro por su valentía de ser ellas sin máscaras.

Me di cuenta de que el hablar mal de alguien, habla más de ti, que de esa persona.

Hoy los hechos hablan por sí solos, en México mueren 10 mujeres al día por violencia de género, y no nos vamos a callar hasta que se haga justicia.

Pero la lucha no se queda ahí, la lucha va más allá, empieza en las raíces sobre las que nuestra sociedad fue construida, empieza en nuestras casas.

Empecemos a educar a los hombres a respetar antes que, a las mujeres a cuidarse.

Empecemos a dejar de aceptar y normalizar los actos que no están bien.

Dejemos de culpar a las mujeres por los actos de los demás.

Defendamos a las que se atreven a hablar y luchan por sus derechos.

Eduquemos a las mujeres a vivir con fuerza y no con miedo.

Empieza por ti, no te quedes callado/a, hazlo por mí, por ti, por las tuyas, por las que ya no pueden hablar y por todas las que aún podemos salvar.

Un hombre no nace machista, se crea con lo que le enseñen.

Si un pájaro nace en una jaula, siempre pensará que volar es un pecado.

Dejemos de criar mujeres enjauladas.

Yo decido romper la jaula, yo decido volar cuando el mundo me quiso encadenar, yo decido gritar cuando me dijeron que nací sin voz.

Yo seguiré actuando hasta que el mundo esté tan insoportablemente incómodo que no le quede de otra que cambiar.

Porque si hay algo que tengo claro, es que, si tu voz y tus actos no incomodan al mundo, no eres lo suficientemente libre.

Con amor,

Miranda Alonso

p.d: bailas mejor de lo que piensas y mereces justicia sin importar lo que el mundo piense

9 thoughts on “rompamos la jaula

  1. MARIA ANTONIA FERNANDEZ says:

    Precioso y ciertísimo escrito, muchas felicidades por pensar así por pensar en todas nosotras. Un aplauso a ti por levantar esa voz!!! Qué edad tienes? Yo tengo 61 y hace dos años me di cuenta que vivía en una violencia silenciosa terrible que estuvo a punto de acabar con mi vida. Ahora soy libre, muy feliz y recuperándome de 22 años de maltratos y violencia.

    • Miranda Alonso says:

      Hola Maria, gracias a ti por abrirte conmigo sobre algo tan tuyo, eres una inspiración para todas!! Yo tengo 25 años.
      Un abrazo fuerte

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